Presentación número 17º

ADIDE-Federación, preocupada y atenta al discurrir teórico y cotidiana del sistema educativo, celebró en la localidad madrileña de Alcalá de Henares los pasados días de 17, 18 y 19 de octubre su XII Congreso Estatal de Inspectores de Educación. El tema en torno al que giró el encuentro fueron las evaluaciones como diagnóstico y práctica de la calidad educativa. Sobre los relevantes mimbres expuestos por los ponentes invitados al Congreso configuramos hoy este número, y especialmente su parte monográfica. Monográfico que comienza con el trabajo presentado por el profesor Juan Manuel Escudero y María Ángeles Moreno, profesores en la Universidad de Murcia. Su punto de partida es que la mejora de la educación, la autonomía de los centros y la  inspección educativa son tres elementos nucleares de los sistemas escolares. La primera, debidamente entendida, entronca con la garantía del derecho a la educación de todas las personas; la segunda, con una forma de gobierno de los centros que haga posible y efectiva aquella; la tercera pertenece propiamente a una serie de aspectos relativos al papel y la responsabilidad que tienen los poderes públicos, tanto en que la legalidad se cumpla como en que  las estructuras, las relaciones y los procesos dentro de los sistemas escolares hagan efectivamente posible la garantía universal del derecho de todos a una buena educación.  Se trata de apostar por una educación inclusiva, para lo que debe repensarse las relaciones escuela, familia y comunidad, dando el debido protagonismo a directores, docentes y estudiantes. Y en este nuevo marco, que situarían a los centros y a sus protagonistas en una autonomía responsable y construida, debería jugar un digno papel la Inspección de Educación, participando en dinámicas de mejora. Porque, como afirman los autores, la idea de comunidades profesionales de aprendizaje no sólo concierne a la autonomía de los centros, sino que también interpela a otros más, a la inspección en particular, a sus relaciones con otros profesionales, a la misma administración en sus distintos planos La inspección y la creación de capacidades y compromisos con la mejora de la educación. Y todo ello sin olvidar que la Inspección de Educación debe contabilizar el pulso del sistema educativo, de manera corresponsable y eficiente.

Tomás Secadura Navarro, Inspector con una dilatada trayectoria en el Servicio de Inspección de Madrid, quien ha expuesto en distintas ocasiones, incluso en las páginas  virtuales de nuestra revista, sus reflexiones sobre un modelo distinto de Inspección de Educación, bucea en la relación entre evaluación y los modelos de intervención de la Inspección. El Inspector, nos dirá, lo que es toda una declaración de intenciones, es inspector antes que evaluador. A partir de este enunciado conforma su propuesta: defensa de un enfoque macro hacia el sistema educativo, y en coherencia con su modelo, la inspección jugará un papel de colaboradora, especialmente en las fases de seguimiento y verificación de las consecuencias derivadas de las pruebas implementadas. Y centrada la inspección en este papel de colaboración, hace un llamamiento a que las Administraciones sepan aprovechar esa fuerza y posición del Servicio de Inspección desde una atalaya técnica que le permita mirar de modo global el sistema educativo. Por esta vía, nos dirá, se contribuirá a que el Servicio de Inspección se convierta en una fuerza moderna y modernizadora del Sistema Educativo, pues este es su objeto y misión.

Salvador Pallarés Martínez y Josep Serentill Rubio, Inspectores en la Comunidad Autónoma de Cataluña, abordan un tema de actualidad en su artículo La confección y la interpretación de los indicadores de centro. Nos proponen, como instrumento para mejorar los resultados de los centros educativos, la utilización de los indicadores como técnica y orientación para conocer la situación y tomar decisiones de mejora. Entienden la evaluación del propio centro como un proceso sistemático orientado a enjuiciar su valor para mejorar su acción educativa y educadora. Para ello parten del concepto de indicador, entendido este como enunciado o criterio explícito e inteligible que permite medir los hechos y procesos educativos que ocurren en el propio centro. A partir de aquí proponen un diseño experimental organizado sobre la estructura real de los centros, incluidos sus heterogéneos rasgos. Proponen organizarlos jerárquicamente, según los documentos institucionales que elabora el centro a largo, medio y corto plazo, considerando que el Proyecto Educativo, definidor de su identidad, inspiran y orientan los indicadores. Tras enseñarnos a confeccionar indicadores muy pegados a la realidad del centro, y de sencillo manejo, nos adentran el modo de abordar su interpretación con el fin de ayudarnos a abordar e introducir estrategias educativas de mejora. Una buena introducción a la metodología evaluadora de centros, tanto por su fundamentación como por la sencillez de su propuesta.

Rogeli Santamaría Luna, Inspector Coordinador  en la Dirección de Área Territorial de Castellón de La Plana centra su trabajo en una llamada a que no permanezcamos impasibles ante un tipo de sociedad y escuela mirada de soslayo desde la ciudad, la escuela rural El objetivo de este texto es repasar algunos mitos vinculados a la escuela rural que pueden tener lecturas diferentes, incluso con aportaciones que contradicen las opiniones más extendidas: mala calidad y bajos rendimientos. Sostiene el autor que la tan reiterada mala calidad de la escuela rural es un argumento fácil de esgrimir, basado en el desconocimiento educativo de los que lo utilizan con una base metodológica empírica de grandes números descontextualizados, inadecuada para valorar muestras reducidas para las que se requiere una metodología empírica mixta cuantiativa-cualitativa. Desde esta metodología, casi basada en el estudio de casos, losdatos no permitirán tajantes conclusiones, lo que le permite refutar las hipótesis de su desvalorización. Y con esos datos una llamada a la contribución de los inspectores en su papel de garantes de los derechos educativos de todos, también de quienes habitan en la sociedad y escuela rural.

Por último Salvador Pallarés,  Jefe de Evaluación y Seguimiento de la Inspección de Educación de Cataluña, expone en este artículo una aproximación a la cultura de la evaluación en Cataluña y su evolución en los últimos quince años en dos ámbitos: en la introducción de la evaluación en los centros educativos y en el modelo de intervención de la Inspección

En conjunto, los distintos artículos que componen el presente monográfico tratan de explicar algunas ideas imprescindibles para la buena marcha de la educación, y lo hacen de modo sencillo, sin la jerga ampulosa de la técnica que arrastra hoy en día buena parte de los trabajos académicos. A todos ellos, por su ilustración y apoyo, agradecemos su colaboración.

Consejo de Redacción