Reseña de Celia Lozano López de Medrano: Ideología, política y realidad económica en la formación profesional industrial española (1857-1936)

Autores/as

  • Elías Ramírez Aísa

Resumen

Título: IDEOLOGÍA, POLÍTICA Y REALIDAD ECONÓMICA EN LA FORMACIÓN PROFESIONAL INDUSTRIAL ESPAÑOLA (1857-1936)

Autor: CELIA LOZANO LÓPEZ DE MEDRANO

Editorial: Fundación Ernest lluch y Editorial Milenio

ISBN: 9788497795913

Lleida, 2007.

Si hay un ámbito de estudio desasistido desde el punto de vista histórico, a pesar de su importancia en el proceso de modernización de este país, es la génesis de las enseñanzas profesionales. Con algunas excepciones sectoriales, no contamos con estudios de conjunto de la formación profesional en España. Pionero en este intento de cubrir el conjunto español es el estudio presentado por Celia Lozano López y a cuyo análisis dedicamos estos párrafos.

Para empezar, su estudio aparece conectado con la construcción del Estado liberal en el siglo XIX y el paralelo proceso de industrialización español. El resultado sería, en opinión de la autora, que hasta el período 1900-1910 no comenzaría a definirse un modelo de formación profesional industrial. Y ello fue así hasta que el mantenimiento de la organización del trabajo y la sencillez de los procesos productivos, que  no exigían una mano de obra más cualificada, se hicieron más avanzados, iniciándose a principios del XX el transito hacia una sistema más moderno de formación profesional industrial que llevaba abandonar la formación en el puesto de trabajo.

Para conocer y analizar los orígenes de la formación profesional la autora divide su libro en dos partes. En la primera analiza el posicionamiento de cuatro corrientes ideológicas en la promoción de la formación obrera: la Institución Libre de Enseñanza, el catolicismo social con su propuesta de conformar una sociedad interclasista que evitara el avance del movimiento obrero, el socialismo y el anarquismo, estas dos últimas corrientes ideológicas  perseguían no sólo formar al trabajador sino también imbuirle de una conciencia de clase. A continuación, en lo que constituye el final de esta primera parte, se adentra en los grupos implicados en el impulso de la formación profesional: la patronal, los docentes, la clase obrera y la Iglesia, sin olvidar el papel del Estado y de las administraciones locales.

La segunda parte esta dedicada a la localización de la formación industrial y su vinculación con el desarrollo económico regional. Analiza la vinculación entre la dotación en formación profesional industrial, a partir de variables como el número de escuelas, el alumnado y el tipo de estudios y especialidades impartidas, y la realidad socioeconómica, regional y provincial entre 1875 y 1935. Para ello se vale de monografías, bibliografía actual, estadísticas oficiales contenidas en distinto Anuarios e información recogida en memorias realizadas por las propias escuelas. A la dificultad en el acceso de las fuentes, la autora ha salvado otras dificultades como determinar cuando se está ante una escuela de formación profesional industrial, pues a veces se confunde con la mera formación obrera o no deja de tratarse de una escuela esporádica. Dificultades a las que se ha añadido otras como la necesidad de delimitar la diferencia entre lo público y privado, la validez y reconocimiento de los títulos, y la delimitación de los niveles de estudios impartidos, esto es, si estamos ante un grado elemental o escuela de artes y oficios o la escuela industrial o peritaje. Cuestiones que no son baladíes en la confección de una metodología, pues no sólo clarifican el trabajo, sino que a su vez precisan la demanda social y económica a la que se dirigía cada escuela. Salvados estos escollos metodológicos con tino, la segunda parte queda divida en tres períodos en los que vemos cómo respondió el Estado a la demanda de formación profesional industrial, así como distintos agentes locales.

El primero corresponde a la etapa anterior al decreto de 1886, cuando la formación profesional industrial era una cuestión totalmente vinculada a la economía local, pues el Estado sólo se ocupaba del nivel superior. Esta etapa trataba de superior la situación penosa anterior, caracterizada por una formación representado por las escuelas de capataces de minas y un nivel elemental para artesanos y obrero impartido por unas pocas sociedades económicas y ateneos que establecieron algunas cátedras y cursos técnicos, las escuelas de bellas artes y unos pocos institutos que ofrecían estudios de aplicación. De hecho, según datos de la autora, en torno a 1875-1880 no había más de 23 escuelas profesionales para toda España, fundadas mayoritariamente por ayuntamientos y diputaciones. Todavía era más rentable importar mano de obra cualificada y formar en la propia empresa o lugar de trabajo.

El segundo abraza entre 1880 y 1910, cuando comienza el despegue de las escuelas de artes y oficios a raíz del real decreto de 5 de noviembre de 1886. Momento de consolidación en España de su proceso de industrialización, aunque proceso venía gestándose desde 1840. Es el momento en que el Estado inicia su regularización de manera sistemática, convirtiéndose el Estado en factor decisivo en el desarrollo del capital humano. Pero no sólo el Estado participa en este impulso, también las órdenes religiosas, ateneos obreros y círculos industriales promovieron la creación de cursos técnicos. El resultado es la creación de una incipiente red de escuelas, que en 1910 eran ya 106. No obstante, a pesar de la mayor intervención estatal y consiguiente homogeneización de los estudios, el sostenimiento de las escuelas no fue uniforme, dependiendo del papel activo de la administración local y el grado de desarrollo local, destacando como promotoras de escuelas de formación industrial Cataluña y el País Vasco. Madrid destacaría por la participación estatal en la financiación. Asimetría, que en opinión de la autora, potenció el Estado.

Y el tercer período que analiza es el va entre 1910 y 1935, de consolidación de la formación profesional industrial, de su modelo curricular y su financiación sobre pautas procedentes del siglo XIX, a saber: concentración de escuelas en las regiones más industrializadas, financiación a cargo de ayuntamientos y diputaciones y mayor participación del sector privado en Cataluña y País Vasco, con una generalizada uniformización de los planes de estudio y política marcadamente favorable a Madrid por parte del Estado.

ELÍAS RAMÍREZ AÍSA

Cómo citar

Ramírez Aísa, E. (2009). Reseña de Celia Lozano López de Medrano: Ideología, política y realidad económica en la formación profesional industrial española (1857-1936). Avances En Supervisión Educativa, (11). Recuperado a partir de https://avances.adide.org/index.php/ase/article/view/354

Publicado

2009-11-01

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