Presentación número 19º

LA EDUCACIÓN DEL FUTURO

Los artículos que ofrecemos en el tema monográfico dibujan pinceladas sobre las posibilidades que se abren a la educación en el futuro ¿son capaces estas pinceladas de componer un puzle del que emerja nítida la imagen de la educación futura? Seguramente no, la realidad es siempre más compleja e impredecible. Antonio Rodríguez de las Heras nos habla de un poderoso y próximo espacio virtual, que compite con el real en la captación del interés de los alumnos. La puerta entre ambos espacios, entre ambos mundos podríamos decir, es algo tan insignificante en apariencia y tan asequible como el móvil. ¿Es posible la educación en la que participen ambos mundos? Cada vez es más frecuente ver grupos de jóvenes absortos en su mundo virtual, tal vez buscando compañía o defendiendo su soledad, ignorándose mutuamente y despreciando la interacción y el calor que proporciona el grupo. ¿Será el aula del futuro el espacio privilegiado donde encontrar la armonía y el equilibrio necesarios para buscar el conocimiento en ambas realidades y utilizarlo con provecho para la formación?

Juan Carlos Tedesco en un magnífico artículo cuyo título es Incertidumbre o Esperanza nos plantea la incógnita de si, como sucede en la actualidad, maestros debidamente preparados en  instituciones educativas serán la respuesta a las demandas de formación del futuro. A través de su artículo nos hace ver la envergadura de las decisiones que deberán tomarse, aspectos como la manipulación genética y sus consecuencias, la inclusión o exclusión de determinados sectores sociales, el cuidado o la destrucción del mundo en que vivimos, serán, entre otros, aspectos que requieren de un alto desarrollo cognitivo ético y moral. Afirma que como en toda etapa crucial de la historia, se abre la opción de la incertidumbre o la esperanza.

Mario Muñoz Organero, profesor de la Universidad Carlos III de Madrid, presenta unas reflexiones en torno a dos líneas que dirigen el futuro de la educación de la mano de la tecnología. Por una parte mediante el despliegue de cursos abiertos y masivos a través de Internet o MOOCs y por otra, mediante el uso de la electrónica que todos y cada vez más llevamos encima en nuestros dispositivos móviles. Ambas tecnologías tienen implicaciones educativas profundas que harán, en muchos casos, replantear modelos de aprendizaje y que están empezando a suponer una revolución educativa (aún en ciernes).

Santiago Esteban Frades, en referencia a la escuela del año 2050, plantea la posible estructura del sistema educativo, los asuntos más críticos, el funcionamiento de los centros escolares y de las aulas, todo ello en torno a un tema central de proyección que es la inclusión educativa.  

De cara  al futuro, dos situaciones diferenciadas son las que plantea, en educación, Fernando Andrés Rubia en su artículo “El futuro de la educación en un contexto neoliberal”, por un lado, el desacuerdo en la línea educativa de los dos principales partidos políticos que han gobernado España en los últimos años (neoliberales y socialdemócratas) y en las corrientes que marcan al definir los fines de la educación. Por otro lado los cambios sociales vertiginosos provocados por las tecnologías de la información y comunicación y por la globalización.

Alba García-Barrera nos ofrece una nueva metodología conocida como flipped classroom o aula inversa, que consiste en invertir la forma tradicional de entender una clase: aquellas actividades ligadas principalmente a la exposición y explicación de contenidos pasan a ofrecerse fuera del aula, por medio de herramientas tecnológicas como puede ser el vídeo o el podcast, o sencillamente internet. De esta forma, el tiempo escolar se dedica fundamentalmente a la realización de las actividades más importantes para el aprendizaje, como los ejercicios prácticos, la resolución de dudas y problemas, los debates, los trabajos en pequeño o gran grupo, etc.

Arturo Galán analiza críticamente la situación actual del sistema universitario y propone algunos posibles escenarios de evolución futura, conocedor de que es muy complicado prever la evolución del sistema universitario español. Afirma que la universidad española tendría a su favor una buena formación de los estudiantes y una producción científica notable con una inversión menor que la dedicada en otros países. Con todo, reconoce que ocupa un lugar discreto entre los países desarrollados y que en el futuro se le plantea un claro reto de mejora.

Lucía Almazán Ruiz afirma que el modelo educativo actual surgió con la sociedad industrial cuya necesidad era producir. Mantiene que  no sirve a la en la sociedad del conocimiento basada en la información. Como medio para lograrla y producirla acude a las TIC siendo el papel del docente el de guía y generador del proceso de aprendizaje. 

Pero ¿tiene el docente la preparación suficiente para ser guía y generador del proceso de aprendizaje basado en las TIC? ¿No estará la educación quedándose rezagada? De nuevo Antonio Rodríguez de las Heras plantea que hay que superar la inclinación no infrecuente a considerar que el tren de la tecnología ha pasado y que la educación quizá no lo haya cogido a tiempo, que la educación lleve un retraso en relación a otras actividades a causa de su indecisión o inercia. No, afirma, el tren no ha llegado aún; quizá esté entrando ahora en la estación.

Por último, queremos destacar el interesante estudio realizado por Ignacio Peña sobre la plantilla de la Inspección de Educación en España en el periodo 2007 -2013. Este esfuerzo,  apoyado por toda la Junta Federal de ADIDE, permite al investigador disponer de unos datos de gran interés para el estudio de la inspección de educación.

Consejo de Redacción