Presentación número 10º

El llamado compromiso de Bolonia, que nació en esta ciudad italiana en julio de 1999, ha convulsionado el mundo universitario. Y no es para menos, pues del mismo se derivan sustanciales cambios en las universidades europeas con el bien pretendido fin de que éstos sirvan para cumplir los nuevos retos que exige el siglo XXI. ¿Qué preocupa a la sociedad en general y al mundo universitario en particular para que tan complejo proceso de adaptación haya provocado un debate académico, político y social? El problema está en el cómo y en sus posibles consecuencias, pues todos estamos de acuerdo en las indudables ventajas de promover la compatibilidad de los títulos, la movilidad de los estudiantes en el espacio europeo y que se configure una universidad que atienda a la sociedad. Pero, frente a estas bondades, están apareciendo dificultades y resistencias desde ámbitos académicos, profesionales e incluso de un sector de los estudiantes por el temor a ciertos efectos negativos. Entre estos efectos y temores podríamos citar los siguientes:

  1. no todas los títulos, o si se prefiere carreras universitarias, tienen el mismo recorrido – caso de Medicina o Ingenierías-, lo que lleva a pensar en unos títulos de mayor nivel que otros, o bien que médicos e ingenieros saben actuar como un lobby organizado hasta conseguir hacer buena aquella frase del entrañable diálogo entre el elegante y distante Príncipe Salina y su sobrino en la excelente novela  de Tomasi di Lampedusa: “si queremos que todo siga como está, es preciso que todo cambie”. Por tanto, la homogeneidad pretendida parece que se resquebraja;
  2. ¿la sustitución de licenciados por graduados no redundará en una degradación del nivel de formación por el mero y simple hecho de reducir, en al menos un año, los cursos de estudio?;
  3. ¿no es una intromisión en la autonomía universitaria que los grados se articulen en torno a unas competencias que están dirigidas a satisfacer los intereses del mundo productivo?;
  4. En el caso de que el mundo productivo termine por imponer el tipo de saber que se debe transmitir en la universidad, ¿no significa una quiebra del tradicional dominio en el control del saber de la academia y, en consecuencia, una desregulación del mismo hasta el punto de poner a la universidad a los pies de los empresarios?;
  5. El hecho de que los propios países europeos estén adoptando ritmos distintos e imponiendo excepciones, ¿no serán advertencias y signos de que las adhesiones inquebrantables terminan arrastrando a un camino sin salida?.

Estas y otras cuestiones, dada la posición relevante del mundo universitario, ha hecho que el llamado compromiso de Bolonia haya producido inquietud, desasosiego y esperanza en el conjunto de la sociedad y sea uno de los temas  que ocupan el espacio de la palestra pública hasta el punto de que la revista Avances, en su habitual posición de avanzadilla, se ha ocupado y preocupado del tema en el presente número monográfico. Y es que Avances se va  abriendo, como muestra su trayectoria y ya es habitual, a los temas de resonancia actual y a su contexto, lo que ha contribuido a afianzar su prestigio entre los medios de nuestra especialidad.

Prestigio indudablemente vinculado a quienes han participado en este número, a quienes agradecemos su colaboración y aportación sobre un tema complejo, de hondo calado político, académico, social y económico. Y aunque es muy amplio, susceptible de múltiples lecturas, al número le anima la pretensión de abarcar las cuestiones sustanciales, sobre la base de distintos temas.

El primero, en la voz de  Antonio Luzón Trujillo, Diego Sevilla Merino y Mónica Torres Sánchez, profesores de la Universidad de Granada, someten al juicio de la crítica, en su trabajo El Proceso de Bolonia: significado, objetivos y controversias, las razones por las que se debe o no avanzar hacia los acuerdos derivados del proceso de Bolonia. Se pasa luego revista, de la mano de Javier Valle, a la concreción del Espacio Europeo de Educación Superior dentro del contexto de la formación de una ciudadanía europea, esto es, en la búsqueda de un tipo ideal en el que los ciudadanos europeos se parezcan unos a otros en aspectos fundamentales, y a ello puede contribuir el llamado compromiso de Bolonia. María Ángeles González Galán, en su artículo intitulado La Adaptación de las titulaciones de la Facultad de Educación de la UNED al Espacio Europeo de Educación Superior , se apega al terreno, narra cómo una universidad de alcance nacional como es la Universidad Nacional de Educación a Distancia, ha procedido a desplegar, con sus alzas y bajas, todo un complejo proceso que implica al conjunto del profesorado, a las autoridades académicas, armonizando los tiempos de un amplísimo conjunto de personas con el fin de encauzar una práctica sostenida sobre una base teórica y formal muy elaborada.

Entre los cambios que supone el Proceso de Bolonia, Primitivo Sánchez Delgado, Subdirector de Formación Permanente del ICE y Titular de Universidad en Didáctica y Organización Escolar de la Universidad complutense de Madrid, aborda los que se están produciendo en la formación inicial del profesorado no universitario, centrándose principalmente en la formación de Maestros y de Profesores de Educación Secundaria. 

Para terminar, el número atiende a un tema que ha de vertebrar el espacio cultural y social de Europa, la utilización de sus lenguas. En efecto, el profesor asociado de universidad e inspector de educación Francisco Ballesteros Martín, en su artículo sobre la Enseñanza de lenguas en el Espacio Europeo de Educación Superior y su pretendido impacto tras la declaración de Bolonia, expondrá de modo claro y distinto el importantísimo papel de las lenguas en la cohesión y prosperidad económica entre los ciudadanos europeos, dejando bien claro, tras rastrear las iniciativas puestas en marcha desde el año 2000, para el fomento de una formación universitaria multilingüe, el estado actual de la cuestión, y sugiriendo algunas propuestas para alcanzar la convergencia en el horizonte tan próximo del 2010.

Desde el Consejo de Redacción esperamos ensanchar la vida con la oportunidad que brinda la lectura de estos trabajos, pues a buen seguro ampliarán el horizonte de nuestra mirada. 

Equipo de la Revista