Presentación número 12º

Una vez más, la revista Avances, al dedicar su número monográfico al Pacto Educativo, ha estado atenta al discurrir de las preocupaciones de la sociedad sobre la educación, pues éste, por vez primera, ha formado parte de la agenda política, social y académica en nuestro país. Se ha intentado un Pacto como estrategia, como forma de alzar una sociedad más participativa y activa haciendo corresponsables a todos en la construcción de una sociedad basada en el conocimiento y, por ende, más libre y justa. Al calor del impulso al Pacto educativo propuesto por el Ministerio de Educación, hemos solicitado a una pléyade de expertos que nos ofrecieran su experiencia y visión sobre el sentido del Pacto educativo, sobre sus líneas, los conceptos sobre los que se teje,  sus posibilidades y límites. El reto es crucial, pues en un Pacto confluyen las tensiones en torno a la educación para crear un orden consensuado sobre el tipo de formación que queremos en nuestros jóvenes, los fines y objetivos que buscamos, la función y formación de sus profesores, la evaluación como instrumento de calidad y la ciudadanía como modo de integrar las distintas culturas en una sociedad compleja como la española, sin olvidar el encaje de dos esferas que tienen que armonizarse, la estatal y la autonómica. Y todo envuelto en un entramado de sentido y experiencia ineludible: las posiciones políticas y, por tanto, ideológicas, de los actores en liza.

Para ayudarnos a comprender este proceso de Pacto, de debate sobre los fines y lo que se pretende con la educación, han venido a colaborar con la revista Avances distintos expertos educativos. De la mano de Juan Carlos Tedesco, quien en su día nos adentrara en el resbaladizo terreno del Pacto con su libro, publicado en 1995, El nuevo pacto educativo, comprenderemos una serie de categorías de análisis para su disección, a saber: pacto, concertación y consenso social. El título de su artículo, "Diez Notas sobre el pacto social y educativo", expresa el sentido que otorga al pacto: es político, pues la sociedad democrática es dirigida desde el ámbito político, pero es también social, pues la decisión política debe ser apoyada y acompañada por el consenso de los distintos agentes de la sociedad. Manuel de Puelles, tras enmarcar el Pacto en su contexto histórico y político no sólo nos va desgranando el sentido de su historia desde el nacimiento de nuestra Constitución, sino que desciende al terreno práctico para acercarnos a las razones de su necesidad y de su reciente fracaso. Alejandro Tiana, en su artículo "A la búsqueda del consenso en educación: la experiencia de la LOE", desde la perspectiva que otorga la Secretaria de Estado del Ministerio de Educación que en su día ocupara, nos detalla los intentos de edificar un Pacto educativo en aquellos años que median entre 2004 y 2006, explicándonos las razones de un fracaso relativo, pues la ley que terminaría aprobando el Parlamento en el 2006, en su opinión, al ser una ley construida con amplios acuerdos, constituye un importante avance en el tan deseado pacto educativo. Santiago Esteban Frades pasa revista a lo que llama Condicionantes y antecedentes del Pacto Educativo y Social en España, esto es, el condicionante de la Constitución de 1978, de los Pactos de la Moncloa, de los programas de los partidos políticos, de las iniciativas sociales habidas para impulsarlo; en definitiva, un relato de las experiencias, de los intentos, de los fracasos, de los avances en torno al Pacto desde el mismo nacimiento de nuestra democracia. Juan López, actual Subdirector General de Ordenación Académica del Ministerio de Educación, se adentra en los objetivos y propuestas básicas sobre las cuales pretende el Ministerio construir el Pacto educativo; un Pacto de mínimos que preserve las posiciones ideológicas e irrenunciables de los partidos políticos. Un Pacto que en su pretensión inicial de sumar al mismo a los partidos políticos con posibilidades de dirigir la acción del gobierno en los próximos años ha fracasado, si entendemos por tal  la renuncia a su firma formalizada el pasado 5 de mayo de 2010. Pero el documento, por el contrario, en la medida que recoge los problemas esenciales de la educación española de estos momentos, se constituye en un lenguaje, en una interpretación de sus necesidades, de sus posibilidades, que a buen seguro, como diría un filósofo, generará dialéctica y , en consecuencia, no será un documento yermo.

Enfoques variados, subordinados desde distintas perspectivas de análisis a un objetivo de clarificación, además de responder a la actual situación política y social en el terreno educativo, señalan también otro aspecto destacado: la presencia de colaboradores de distinta procedencia académica y administrativa, lo que resalta la creciente consolidación de nuestra revista. Sólo nos queda agradecer a sus autores sus interesantes aportaciones, como justamente comprobarán los lectores, a un tema que nos preocupa a todos y que esperamos que pronto sea reclamado, acogido de nuevo y termine germinando entre el arco amplio y múltiple de la educación.

EQUIPO DE LA REVISTA