Reseña de Rafael del Águila: Crítica de las ideologías. El peligro de los ideales

Autores/as

  • Elías Ramírez Aísa

Resumen

Título: CRÍTICA DE LAS IDEOLOGÍAS. EL PELIGRO DE LOS IDEALES

Autor: RAFAEL DEL ÁGUILA

Editorial: TAURUS

ISBN: 9788430606719

Madrid, 2008.

 

Rafael del Águila nos ha dejado una intensa y rica obra sobre teoría política. Ejemplo es el libro que traemos hoy a colación a las páginas de nuestra revista Avances de Supervisión Educativa.

En su trazo grueso la obra trata de un peligro que ha padecido el hombre y le sigue acechando desde una esquina de la razón: los ideales. Son un peligro, confirma con rotunda seguridad el autor. El problema del mundo no es la falta de ideales para desembarazarse del mal, de valores que nos indiquen el sentido de nuestros esfuerzos y luchas. Todo lo contrario. Precisamente son los ideales que anidan en las ideologías los responsables del espanto, de la brutalidad, del terror. No hay política de poder que no se apoye en un gran ideal para justificar sus horrores. Sociedades refinadas, las nuestras, han sido las que han llevado a cabo el exterminio sistemático en nombre de altos ideales y con el apoyo de una masa silenciosa cuando no cómplice. Auschwitz, Camboya, antigua Yugoslavia, el Gulag, etc. son algunos de sus ejemplos. Sus impulsores han sido hombres normales seguros de sus ideales junto a un coro colectivo, también normales, que aspiraban a la realización de un bien. Entre las citas en apoyo de esta tesis se encuentran las palabras de Lukács, que reconoce que «el bolchevismo se basa en la hipótesis metafísica de que el bien puede surgir del mal», así como la necesidad de que el individuo sacrifique sus valores «en el altar de una idea superior, de una misión histórica universal».

Para poner en evidencia su tesis acudirá al análisis de una constelación de ideologías. Distintas entre sí, pero como dice Rafael del Águila, todas tienen un aire de familia, un parecido razonable, pues se entienden como absolutos, ciertos e indudables. El racismo fascista, el fundamentalismo cristiano e islámico, el terrorismo, el imperialismo, el nacionalismo, el neoconsevadurismo son diseccionados por el autor para poner el acento en el responsable del horror: las ideas y la fanatización de las mismas que han llevado al genocidio, la limpieza étnica y la barbarie.

Esta alianza entre ideales y barbarie da lugar a lo que Rafael del Águila había llamado en otro ensayo, La senda del mal, el pensamiento implacable: la idea de que cualquier transgresión de la justicia está justificada mediante la defensa de un orden perfecto, presente o futuro. Y esta alianza entre el horror y los ideales no es más que el producto de la búsqueda de la coherencia legitimante y del miedo al vacío, a la inseguridad. Como dice el autor, la implacabilidad de la acción no proviene de la hipocresía, sino de la profundidad de la creencia, de la importancia del ideal combinado con el miedo. Dicho de otro modo en La senda del mal: aquel que transgrede y es cruel pero logra conectarse con algo más alto (dios, la verdad, la religión, el bien incontrovertible de la comunidad, la emancipación humana, etc.) se apoya en algo. Y si ese algo es redondo, perfecto, armónico, indudable, deseable, entonces uno ya puede ser implacable.

Frente a los que han señalado a la modernidad como responsable del horror y la barbarie, Rafael del Águila les corrige y pone el acento en los ideales: No es la técnica lo que empuja el proceso, sino las constelaciones ideológicas las que empujan [la máquina automatizada y burocratizada] para lograr sus fines. Ni Estado ni burocracia, sino la fanatización de las ideas trajo Auschwitz. Pero esta tesis quizá la exagere el autor, pues parece señalar a la democracia como un ideal que ha terminado legitimando guerras en Afganistán o Irak, aunque por otro lado reconoce su transparencia.

Ahora, ante estos ideales ¿qué hacer? ¿Qué postura tomar? Rafael del Águila, siguiendo al politólogo británico John Gray, aconseja una vuelta al realismo fundado en los siguientes elementos : a) el peor enemigo de la libertad es la anarquía; b) el Estado es el único fundamento seguro de coexistencia; c) rechazo de cualquier teología política; d) construcción de regímenes y de instituciones que hagan posible la coexistencia entre pluralidad de grupos, Estados, formas de vida, civilizaciones; e) elegir una política de mesura que juzgue y actúe de tal modo que Auschwitz no se repita más; f) esfuerzo reflexivo y crítico; g) la política de la mesura debe incorporar la perspectiva de lo cercano, de lo vivo, de las mujeres y hombres que pueblan la ciudad; h) la condición de esta política de mesura, no lo olvidemos, es una condición trágica, pues no da consuelo metafísico ni hay un gran proyecto global que lo cubra.

Esta política de mesura que nos propone el autor es la vía para reducir el dolor, la crueldad y las injusticias. Y en este contexto importará lo pequeño, las reformas, las rebeldías locales, la solución a los pequeños problemas. Esto es, un mundo, como dice, si no plenamente justo, al menos, decente.

ELÍAS RAMÍREZ AÍSA

Cómo citar

Ramírez Aísa, E. (2009). Reseña de Rafael del Águila: Crítica de las ideologías. El peligro de los ideales. Avances En Supervisión Educativa, (10). Recuperado a partir de https://avances.adide.org/index.php/ase/article/view/345

Publicado

2009-04-01

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