Manuel Ventura Limosner
Obituario
DOI
https://doi.org/10.23824/ase.v0i38.782
Ha fallecido Manuel Ventura Limosner, inspector de educación y revisor de nuestra revista Avances en Supervisión Educativa, el día 25 de octubre de 2022, en Córdoba, a los 89 años de edad.
Nacido en 1933 en Melilla, en una familia procedente de Menorca, fue el único de sus cuatro hermanos nacido en esta ciudad. Como bien describe en uno de sus últimos libros Escritos de un Maestro, “mi familia, que vivía por entonces en una ciudad de unos setenta mil habitantes, hablaba una lengua que mis padres llamaban `mahonés´ y en ella yo era `el petit´.” Asistió a una escuela muy diversa, según cuenta, con un vecino amigo que hablaba gallego, y también con compañeros musulmanes y judíos, que festejaron el final de la II Guerra Mundial. “Con estas experiencias, afirma, fue casi natural crecer en un espíritu tolerante, y en la comprensión y el respeto a las diferencias individuales, estimándolas como rico patrimonio de la humanidad”. (Escuela de Maastrich, 7 de enero de 1992, en Escritos de un Maestro, pág.37).
Tras terminar estudios de Maestro de Primera Enseñanza en la Escuela Normal de Melilla y realizar oposiciones, tuvo su primer destino en Olmillos de Valverde (Zamora) en 1953, volviendo a su ciudad natal en 1957, a la Escuela Graduada de niños aneja a la Normal de Melilla. En 1962, obtiene la Licenciatura de Filosofía y Letras (sección Pedagogía) en la Universidad Complutense. En 1965, se incorpora en Córdoba como Inspector de Enseñanza Primaria, donde desarrolló diferentes responsabilidades, entre ellas la de Jefe de Servicio, hasta su jubilación. También desarrolló durante algún tiempo actividad en política. Llegó a ser candidato nº 2 por Unidad Socialista (PSP y PSA) para el Congreso de Diputados en 1977, apareciendo posteriormente publicado en la revista Actual en agosto de 1982, en la relación de personas que iban a ser eliminadas en caso de que el golpe de Estado del 23 de febrero de 1981 hubiera triunfado, mientras se encontraba en Australia como Inspector Delegado para la organización de las primeras clases de Lengua y Cultura Españolas a la población española emigrada.
Entre sus publicaciones, habría que destacar el libro Actitudes, valores y normas en el currículo escolar, un texto clásico en la educación moral, muy leído y considerado desde que se publicó en 1992, junto con Tendencias actuales en educación, fruto de la divulgación científico-pedagógica a través de la lectura de diferentes medios periodísticos y especializados, como la Harvard Educational Review a la que estaba suscrito, en el que se adentra en temáticas como la teoría curricular, la integración de alumnado de necesidades educativas especiales, educación para la salud, reformas escolares, género y educación, educación moral o escuelas eficaces; o Formación ético-cívica y Educación Secundaria Obligatoria: una investigación en Andalucía, de 1995, publicado junto con José Taberner y Antonio Bolívar, libro considerado clave en el contexto de la reforma que se estaba aplicando en ese momento. Después de su jubilación, estuvo un tiempo publicando sus reflexiones en el blog Elogio de la Mesura (http://elogiodelamesura.blogspot.com/),
La mesura fue siempre una constante en su inquietud intelectual, considerando que la diosa Némesis, siendo un gran lector de los clásicos, podría haber sido la diosa de la inspección educativa, en cuyo ejercicio tanta mesura se necesita:
En Ramnunte, una de las polis del Ática, al norte de Atenas
y a unos quince kilómetros de Maratón, existía desde antiguo un santuario
dedicado a Némesis y el 15 de septiembre del año 490 a. C., día en que se libró
la famosa batalla, puede considerarse un momento estelar en la biografía de la
diosa. Los persas, con un ejército imponente y convencidos de alcanzar la
victoria sobre las tropas atenienses, habían transportado incluso un bloque de
mármol de Paros con el que pensaban tallar y erigir un trofeo tras conquistar
Atenas.
Se habían mostrado demasiado seguros de su poderío –signo de desmesura- e
incitaron la reacción de la diosa. Tras su derrota y huida, Fidias, con el
mármol de Paros, esculpió una imagen de Némesis, que casi setecientos años más
tarde aún se encontraba en el santuario de Ramnunte y fue descrita
minuciosamente por Pausanias.
Némesis castiga el crimen, como las Erinias pero, con más frecuencia, es el poder encargado de suprimir toda desmesura, el exceso de felicidad o desgracia desmesurada de los mortales, el orgullo desmedido de los poderosos. Es una concepción fundamental del espíritu griego: todo aquello que sobrepasa los límites de su condición se expone a las represalias de la diosa, todo lo que trastorna el orden y armonía del universo y pone en peligro el equilibrio del cosmos. Es tópico el ejemplo de Creso que, demasiado feliz y confiado en sus riquezas y poder, es arrastrado por Némesis a la expedición contra Ciro, expedición que acaba por ser su ruina total.
Ni siquiera lo más sagrado queda al margen de esta ley. Esquilo, tan religioso y respetuoso con los dioses, lo expresa con claridad meridiana en la escena final de su tragedia Las Suplicantes, con palabras dignas de ser grabadas en mármol y ser colocadas en los frontispicios de todas las iglesias y templos, para aviso y antídoto de cualquier fanatismo religioso, oprobio para la divinidad y funesto para los mortales. Ante la pregunta del Coro: `¿Qué plegaria oportuna me aconsejas?´, responden las Sirvientas del culto: `Nada en exceso, incluso con los dioses´.
(En:https://elogiodelamesura.blogspot.com/2007/11/elogio-de-la-mesura-3.html)
Habría que recordar también el entusiasmo intelectual de Manuel Ventura por Albert Camus, del que conocía en profundidad la temática de toda su obra y con el que se sentía profundamente identificado por tener ambos ancestros menorquines y haber nacido en una ciudad norteafricana. Así se lo expresaba en una carta a Josep M. Quintana: “desde muy jovencito leí a Camus a través de las ediciones de Losada, que traían aire fresco a aquella habitación cerrada y oscura donde vivíamos. ‘El extranjero’ o ‘La peste’ podrían estar ambientadas en Melilla: la misma luz africana, el mismo mar, la playa donde los niños éramos príncipes desde marzo a octubre. Las mismas tormentas, la lluvia nunca caía perpendicular, sino que barría las calles haciendo de los paraguas unos utensilios inútiles… la misma población nativa, bereber o rifeña. Tan cerca y tan lejana al mismo tiempo…”
(En:https://quintanapetrus.com/2008/12/04/%E2%80%9Ccamus-los-limosner-y-la-guerra-civil%E2%80%9D/)
De Manuel Ventura Limosner nos queda, al final de su vida, el conocimiento y el recuerdo, como decía Albert Camus, de lo mucho que aportó en lo personal y en lo profesional.
Francisco J. Cuadrado Muñoz
Diciembre de 2022